Después de la muerte del Caudillo Francisco Franco el 20 de noviembre de 1975, España tiene que afrontar antes de llegar al total Estado de gobierno democrático, un longevo período de instauración. Este arco temporal va desde la muerte de Franco hasta la proclamación de la segunda legislatura democrática en 1982.
Un largo periodo de 7 años, donde desde la confusión social se instauró gradualmente una legislación democrática a través de tres pasos fundamentales.
El primero resale al 22 de noviembre de 1975 con la proclamación del Jefe de Estado, su majestad Juan Carlos I de Borbón. Gracias a este, podemos seguir con la segunda fase del período de transición, es decir, las elecciones de 1977, con la proclamación del primer Gobierno liderado por la Unión de Centro Democrático representado por Adolfo Suárez.
En diciembre de 1978, se aprobó mediante un referéndum la Constitución, calificada como el símbolo de la transición democrática en España.
Antes de citar el último paso, a finales de 1980 y principios de 1981, debido a problemas internos en el partido de la UCD, se decidió hacer una votación en el Congreso de los Diputados para nombrar el sucesor del presidente del Gobierno Adolfo Suárez.
La votación está programada para el 23 de febrero de 1981 con el objetivo de confirmar o anular la proclamación como sucesor de Suárez al miembro de la UCD Calvo Sotelo.
En la madrugada, el congreso se llenó y después de algunas horas de discursos previos llegó el momento clave del día donde se produciría la votación.
En el momento de iniciarse el proceso, un teniente coronel de la Guardia Civil entró en el Salón de Plenos del Congreso junto a 200 guardias civiles. Este se dirigió al centro del hemiciclo y comenzó a gritar, ¡quieto todo el mundo! A continuación, armado con una pistola, dispara al aire sendos tiros amedrentando a todos los presentes.
Todos los diputados que estaban preparados para la votación, se esconden debajo de los escaños.
De los presentes en el hemiciclo, el único que no se escondió fue Adolfo Suárez ex presidente del Parlamento. Mientras, en el lugar del golpe, se sigue esperando a la autoridad competente.
En Valencia, el capitán general de la segunda región militar junto a algunos generales como Alfonso Armada y José Ignacio San Martín, declaran un Estado de excepción apoyando el golpe del teniente coronel de la Guardia Civil.
Pasadas unas horas, se da a conocer la identidad del teniente coronel. Se trata de Antonio Tejero, el cuál unos años antes fue condenado a siete meses por planear un asalto en el Palacio de la Moncloa, donde se encontraba el presidente del Gobierno Adolfo Suárez. En Valencia, en plena noche, los comandantes despliegan tanques y vehículos blindados por las calles de la ciudad para demostrar su poderío militar y hacer temblar aún más la situación.
Después de horas de tensión, el Rey Juan Carlos l aparece en Televisión Española comunicando su intención de mantener el orden constitucional y avisar que dicho golpe no tendrá apoyo del Jefe de Estado, contrariamente a lo dicho en Valencia por el general Jaime Milans del Bosch.
En la madrugada, algunos militares golpistas se entregan a las autoridades. Horas más tarde, otros militares son arrestados por la policía y sobre las 12,30 del 24 de febrero se entrega finalmente el jefe golpista Antonio Tejero.
Un total de doscientos militares estaban presentes en el golpe denominado como el “23-F”. Después de los hechos, los militares fueron condenados y expulsados, entre estos la cabeza de la rebelión Antonio Tejero, el cuál es condenado a 30 años de cárcel.
Cumple su condena en el año 1997 y no pronunciará ni una palabra con la prensa o algún medio público. Actualmente tiene 88 años y vive en Málaga después de tantos agobios con la vida militar.
Alberto Julio Grassi, 3 A Scientifico
